En 1999 se organizó por tercera ocasión el legendario festival musical de Woodstock en el estado de Nueva York. Lo que en papel parecía el evento cultural que marcaría el final del siglo XX y daría paso a las nuevas voces de la industria, se convirtió en el fin de una utopía que dejó un pésimo sabor de boca y sacó a la luz el vacío social de una juventud americana enojada y confundida.
El documental de HBO, Woostock 99: Love, Peace and Rage, dirigido por Garret Price, cuenta la historia detrás de la planeación, el ambicioso cartel de artistas y el desarrollo trágico de un fin de semana que para muchos de los asistentes significó la peor experiencia de sus vidas.
La locación fue la antigua base militar de la Fuerza Aérea Griffiss en la ciudad de Rome que, paradójicamente al mensaje de amor y paz del festival, lucía como la infraestructura perfecta para arropar la conmemoración de los 30 años del mítico Woodstock de 1969.
Se montaron dos escenarios principales y una carpa alternativa para artistas emergentes. Se contempló una zona especial para las tiendas de campaña. Se instalaron baños, regaderas y bebederos para combatir la amenaza de calor extremo. Se diseñó un skatepark, se proyectaron películas e incluso, los organizadores Michael Lang y John Scher, quienes dan su testimonio en el documental, llegaron a un acuerdo con MTV para que el canal más importante de música transmitiera en vivo y diera seguimiento puntual a las bandas.
El cartel lo integraron entre otros artista: James Brown, Willie Nelson, The Roots, Moby, The Chemical Brothers, Fat Boy Slim, George Clinton, Red Hot Chili Peppers, The Offspring, Jamiroquai, Rage Against The Machine, Metallica, DMX, Ice Cube, Kid Rock, Limp Bizkit, Korn, Megadeath, Muse y las únicas tres artistas femeninas Sheryl Crow, Alanis Morissette y Jewel.
En papel, todo lucía de maravilla en Woodstock 99….
Woodstock 99 se celebró del 23 al 25 de julio para más de 200 mil personas pertenecientes a una generación ajena a la cultura y los valores de finales de los 60 y principios de los 70 cuando se realizó el primer Woodstock. La mayoría de los asistentes no conectaban con el mensaje y ni si quiera habían nacido, pero eso sí, tenían mucha expectativa de un festival histórico que en esencia, nada tenía que ver con su entorno contemporáneo.
De acuerdo con el documental, el entusiasmo de la gente terminó afectado por la escalada de calor, la deshidratación, la mala organización, el caos, la inseguridad y los hechos violentos de vandalismo, acoso sexual y fallecimientos que mancharon la reputación del mítico evento. El penoso desenlace, con la intervención la policía, sepultaría para siempre la continuidad de Woodstock como un ideal cultural y una plataforma creativa para el arte.
Artistas, periodistas y asistentes comparten sus experiencias de primera voz. La mayoría con conclusiones negativas de los acontecimientos que tuvieron lugar ese fin de semana. Como por ejemplo, lo molesto que fue escuchar durante todo el festival el grito misógino de “show me your tits” (enséñame las tetas), que incluso corearon cientos de personas a la actriz Rosie Perez cuando subió al escenario.
Cada quien habla como le va en la feria y evidentemente hubo miles de personas que pasaron buenos momentos y sin duda se divirtieron. Sin embargo, un acierto de Woodstock 99: Peace, Anger and Rage es mostrar con hechos e imágenes los errores y desastres de un concierto que en el imaginario colectivo, sigue siendo una aglomeración entorno a la nostalgia del amor y paz.
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